Química del LSD



Química del LSD

El LSD-25 es una molécula cristalina que comparte, al igual que muchos otros psicodélicos, un doble anillo nuclear de un compuesto orgánico heterocíclico, con estructura bicíclica que consiste en un anillo de seis miembros (benceno) unido a otro de cinco miembros (pirrol) –compuesto de un átomo de nitrógeno, ocho de carbono y siete de hidrógeno- en su estructura química. Esta estructura básica es común a triptaminas de rápida acción, a la ibogaína, la psilocibina, y la harmalina, entre otros psicodélicos y presenta un parecido considerable a la estructura química de la serotonina y la dopamina, los cuales son neurotransmisores que llevan impulsos eléctricos a través de sinapsis en el cerebro. La mescalina y compuestos análogos al MDA contienen uno de estos anillos. El óxido nitroso (N2O) y el THC de la marihuana presentan estructuras químicas notablemente diferentes.

Además del núcleo indólico (el doble anillo antes mencionado) hay otros dos anillos adicionales en la estructura molecular del LSD. Estos son típicos de la familia del LSD: para sintetizar el LSD y sus análogos es necesario obtener primero el “esqueleto” del ácido lisérgico y luego manipular su química mediante procesos bastante complejos. Este no es el caso de los compuestos psicodélicos que presentan uno y dos anillos, los cuales pueden sintetizarse con mayor facilidad y ser alterados en grados mucho mayores.
El ácido lisérgico, usualmente manifestado como un producto metabólico del hongo Claviceps purpurea (que crece en el centeno y en  la cebada), tiene una estructura química inusual con lo que podrían considerarse dos centros asimétricos. La dependencia de la acción farmacológica sobre la asimetría de estos compuestos ha sido ampliamente observada. Múltiples investigaciones muestran que los agentes psicodélicos como el LSD interactúan con la serotonina en sinapsis en el cerebro, mientras que drogas relacionadas pero no psicodélicas casi siempre carecen de este tipo de acción.

A diferencia de otros sintéticos más fáciles de conservar, el LSD se degrada fácilmente si no es mantenido en condiciones adecuadas. Para que este compuesto pueda conservarse debe estar alejado del cloro, del calor, de la luz y de la humedad, manteniéndose en temperaturas bajas y siempre a oscuras. La dosificación de esta droga insípida, incolora e inodora se mide en microgramos (µg), es decir, en millonésimas de gramo, dada su altísima potencia.

Derivados psicoactivos del ácido lisérgico

A través de la producción sistemática llevada a cabo por Sandoz, un gran número de derivados del ácido lisérgico fueron creados y estudiados. Estos derivados, originalmente producidos con fines médicos, fueron re-examinados luego del descubrimiento de la psicoactividad del LSD. Algunos son psíquicamente inactivos mientras que otros muestran potencial psicoactivo, siendo el LSD-25 el más poderoso de todos.

Entre las muchas amidas del ácido lisérgico, un pequeño cambio en la estructura de cuatro anillos tiene consecuencias considerables respecto a los efectos psíquicos. El LSD-25, por ejemplo, tiene la propiedad de girar el plano de la luz polarizada hacia la derecha, es decir que es dextrógiro, mientras que su reflejo químico es levógiro, es decir que presenta un viraje de la luz hacia la izquierda, y no tiene efectos psicoactivos.

Al comparar la estructura del LSD-25 con la de los dos ingredientes más activos en botánicos relacionados (la Argyreia nervosa y algunas Gloria de la mañana) se puede ver claramente que estos compuestos de efectos similares presentan una estructura química diferente.

El LA-111 y la isoergina, ambas sintetizadas en laboratorio antes de descubrirse en la naturaleza, son miembros significativos de la familia del LSD. Otros llevan nombres como MLD-51, ALD-52, OML-632, LAE-32, BOL-148, MLA-74, ALA-10, LPD-824, LSM-775, DAM-57, LME, I.MP, LAMP y LEP. De estas, el compuesto análogo acetilado (ALD-52) y el metilado (MLD-41) son los siguientes en potencia al LSD-25, posiblemente porque son rápidamente convertidos en LSD por el organismo después de la ingesta. Otros cuatro presentan alrededor de un tercio de la potencia de LSD, cuatro más se aproximan a un décimo de fuerza y el resto ya son mucho más leves.


El ALD-52 fue el análogo más vendido haciéndolo pasar por LSD en el mercado negro durante los 80 y los 90 (incluso hoy no es extraño encontrarlo aunque ya no tan popular). Algunos creen que incluso el “Sunshine” era este compuesto y no LSD, como se decía, aunque esto ya se vuelve muy difícil de confirmar. El compuesto tiene cerca del 90% de la potencia del ácido y se convierte en LSD-25 mediante el contacto con el agua. Se han reportado numerosas veces que las experiencias suelen ser menos intensas que con ácido lisérgico.

El BOL-148 resultó para muchos científicos de especial interés dado que jugó un rol considerable en la historia de los psicodélicos. Este compuesto se diferencia del ácido por la presencia de un átomo de bromo, el cual parece dejarlo inactivo en términos de efectos mentales, sin embargo, es capaz de producir aún más actividad antagonista de serotonina que el LSD, produciendo mayor tolerancia. El BOL-148 parece contradecir el modelo de que los efectos de los psicodélicos son mediados por la serotonina.
El hecho de bloquear o generar una tolerancia cruzada o con el LSD fue una de las causas de la expansión del uso del ácido lisérgico como psicotomimético. La teoría era que si la psicosis tenía una causa química, y era posible encontrar una sustancia que genere tolerancia cruzada, se podría anular la psicosis así como el BOL-148 anulaba la psicoactividad del LSD-25.


Es muy posible que la serotonina y la dopamina tengan mucho que ver con los efectos del LSD, pero tras más de cuatro décadas de investigación en Sandoz y otros laboratorios, parece no haber una clara explicación sobre su acción. Especulando sobre el misterio que encierra el agente psicoactivo por él descubierto, Albert Hofmann escribió:

Probablemente no sea coincidencia sino que encierre una significancia biológica más profunda, el hecho que de los cuatro isómeros posibles del LSD, sólo uno, que corresponde al ácido lisérgico natural, cause efectos mentales pronunciados. Evidentemente las funciones mentales del organismo humano, así como sus funciones corporales, son particularmente sensibles a aquellas sustancias que poseen las mismas configuraciones que las que se encuentran presentes en compuestos del reino vegetal.

Se considera que el LSD tiene una tolerancia cruzada con las mescalina mas no así con la psilocibina –lo que significa que el uso de LSD un día previo al consumo de mescalina reduciría el impacto de la mescalina (aunque si se invierte el orden de consumo de las sustancias parece ser menor la tolerancia entre una y otra). Está establecido que el LSD presenta una fuerte tolerancia consigo mismo, lo que significa que la administración de una segunda dosis idéntica a la primera pero después de varios días, los efectos se verían anulados o drásticamente disminuidos. Esta tolerancia va disminuyendo con el paso de los días y no desaparece completamente hasta después de doce días. Abram Hoffer ha remarcado que el LSD es su propio peor enemigo, y que este aspecto actúa como un control hacia el abuso humano de la droga.

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