Historia del LSD, parte 6


El golpe de la gran ola (2/2)

Nuevos estilos de vida

El Pop Festival de Monterey, California de 1963 (cuatro años antes de la película Monterey Pop) marcó una nueva relación entre la música y el LSD.
Muchos tomaron allí LSD para celebrar y ampliar su apreciación del festival. Músicos y artistas pronto comenzaron a experimentar a gran escala con formas de manifestarse artísticamente que podrían complementar, dirigir y aumentar los efectos del LSD o bien presentar un “pantallazo” de la experiencia a los no iniciados. Al año siguiente los Beatles cantaban a todos “Apaga tu mente, relájate y flota corriente abajo/Esto no es la muerte.” (Palabras tomadas directamente de La Experiencia Psicodélica, un libro publicado por Timothy Leary y sus colegas basado en el Libro Tibetano de los Muertos a modo de guía para el viajero de sustancias psicodélicas).

Para mediados de 1960, un importante cambio en las energías vanguardistas ocurrió en San Francisco que reverberaría poderosamente en todo el mundo occidental. Este cambio se dio por un cambio geográfico a sólo unas pocos kilómetros –desde North Beach a una vecindad cerca del cruce de Haight Street y Ashbury Avenue (cercano al Golden Gate Park). Aquí se congregaron muchos usuarios de LSD pronto significando el advenimiento de una nueva era.
North Beach fue, durante años, hogar base de actividades beatnik y se convirtió en el centro de fermento cultural de Estados Unidos. Los beats usualmente preferían rígidos contrastes entre blanco y negro, tanto en su forma de vestir como en su pensamiento. Enfatizaban en el rol de los artistas y los bohemios, celebraban a los negros como héroes culturales y eran activistas contra la Bomba. Su estilo encontró su expresión en poesía de después de hora y jazz en cafeterías. Su gusto por las drogas se inclinaba a la marihuana, las anfetaminas y la heroína.
La comunidad Haight-Ashbury, por el contrario, catalizada por el LSD, utilizaba los colores del arcoíris y no era enfáticamente dominada por el género masculino. No celebraban los triunfos y agonías de artistas individuales sino que se interesaba por la vida comunal y estilos de música y danza propios de una nueva “Área de la Bahía de San Francisco”. Su propuesta era mucho más amena. Si emulaban a alguien, era a los indoamericanos tribales.

Aquí se puede ver una galería de imágenes del Huffington Post en relación a la comunidad Haight Ashbury.

Por 1966, Haight-Ashbury abundaba en nuevas energías traídas por grupos musicales que usaban regularmente LSD como Jefferson Airplane, the Greatful Dead, Big Brother and the Holding Company, y Country Joe and the Fish; así como por artistas como Mouse quien con sus colegas restableció el poderoso atractivo de afiches; y también por los Diggers quienes regalaban comida y ropa. Ese mismo año, los hermanos Jay y Ron Thelin abrieron la primera tienda de parafernalia relacionada con drogas y ayudaron a lanzar el primer “periódico psicodélico”, el San Francisco Oracle.

Algunos posters de la época


Desarrollos similares pero menos conspicuos se dieron en East Greenwich Village por la misma época, y medio año después el nuevo estilo de vida se evidenció en los lugares de alquiler económico de las principales ciudades a lo largo de todo el país. La mayoría de los participantes eran hijos e hijas de familias blancas en buena posición financiera.
Muchísimos artistas de rock con espectáculos luminosos, docenas de periódicos psicodélicos y viviendas comunales  alentaban a muchos a seguir el estilo de vida del LSD, o de “hijos de las flores”.  Este proselitismo ocurrió en todo Estados Unidos y en menor medida en el oeste de Europa, centralizándose en Londres, Hamburgo y Ámsterdam.
El movimiento era proclamado en la época como un segundo Renacimiento. Visto en retrospectiva, fue, cuanto menos, un fenómeno que cambió la vida de millones. Cerca de tres cuartos de los experimentos realizados con LSD sobre experimentación social pueden ser acreditados como disparadores de movimientos de liberación. Este período cambió la actitud estadounidense respecto al trabajo, hacia la policía, el ejército y hacia los grupos de mujeres y homosexuales; y marcó un punto de inflexión respecto a la noción de cultivo de la conciencia y crecimiento personal.



Este poster de "Mejor vida a través de la química" de 1967 en San Francisco tipifica la "actitud hippie": no amenazante, cálida, acogedora donde cada uno "puede hacer la suya"; y aclara sobre la importancia de los químicos psicodélicos en la escena. El tono contrasta fuertemente con las preocupaciones reflejadas en los medio de la guerra en Vietnam y las revueltas en los ghettos.

Una gran observación que refleja el fermento creativo durante este tiempo se encuentra dispuesta en Psychedelic Art con comentarios de Robert Masters, Jean Houston y Stanley Krippner. Lester Grinspoon y James Bakalar de la Universidad de Harvard compilaron una lista de las contribuciones del LSD al lenguaje popular, es decir, una suma de palabras que aparecieron tras su uso y referidas al mismo en inglés:
“turned on, straight, freak, freaked out, stoned, tripping, tripped out, spaced out, far out, flower power, ego trip, hit into, Mike, plastic [meaning rigid], going with the flow, laying [a] trip on someone, game/playing, mind-blowing, mind games, bringdown, energy, centering, acid, acidhead, good trip, burn trip, horror show, drop a cap or tab, karma, samsara, mantra, groovy, rapping, crash, downer, flash, scene, vibes, great white light, doing your thing, going through changes, uptight, getting into spaces, wiped out, where it’s at, high, ball, zap, rush, and so on…

La gran ola del LSD tuvo su cresta durante el “verano del amor” de 1967. “Usando flores en la cabeza” cientos de miles llegaron a San Francisco. El periodista gonzo Hunter Thompson recuerda la atmósfera del periodo: 

San Francisco a mediados de los sesenta eran un lugar y tiempo muy especial para estar. Quizá significó algo. Quizá no a largo plazo… Sin embargo, ninguna explicación, ninguna mezcla de palabras ni música ni memorias pueden tocar esa sensación de saber que estabas ahí, vivo, en un rincón del mundo y del tiempo… Podías percibir chispas por doquier. Había un fantástico sentimiento universal de que, sea lo que sea que estábamos haciendo, estábamos en lo correcto, estábamos ganando… Nuestra energía simplemente prevalecería. No había sentido en luchar, ni de nuestro lado ni del de ellos. Teníamos todo el impulso; cabalgábamos la cresta de una enorme y hermosa ola.”

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