Ilegalidad
del LSD
Dice la revista Life el 25 de marzo de 1966: "LSD, la explosiva amenaza de las drogas mentales que se salió de control. |
Con la ola del LSD vino también otra de pánico del establishment. La
prohibición federal del LSD y drogas relacionadas fue el primer proyecto de ley
propuesto por el presidente Johnson en 1967.
Un enfrentamiento entre las costumbres americanas tradicionales y los valores adoptados por los usuarios del cristal de Hofmann había emprendido su curso desde que la Universidad de Harvard envió a Dick Alpert y a Leary a empacar sobre el asunto. Los medios de comunicación apuraron el conflicto hacia su momento de crisis: por un tiempo parecía no haber una sola revista distribuida a nivel nacional que no tuviese un artículo sobre el LSD, generalmente sensacionalista. La revista Time fue la primera en saltar al escenario con una serie de artículos entre fines de 1965 y principios de 1966 en su sección de psiquiatría. Estos artículos atacaban al LSD con advertencias calamitosas de hordas de “cabezas de ácido”, algunos de los cuales consumían “enormes sobredosis”. Time declaró que la “enfermedad” estaba ocurriendo en todos lados: “Por una optimista estimación, 10,000 estudiantes de la Universidad de California han probado LSD (aunque no todos han sufrido síntomas detectables de la enfermedad). Nadie puede adivinar cuantos bichos raros pertenecientes a algún culto se autoadministran el ácido…” (11 de marzo de 1966).
Un enfrentamiento entre las costumbres americanas tradicionales y los valores adoptados por los usuarios del cristal de Hofmann había emprendido su curso desde que la Universidad de Harvard envió a Dick Alpert y a Leary a empacar sobre el asunto. Los medios de comunicación apuraron el conflicto hacia su momento de crisis: por un tiempo parecía no haber una sola revista distribuida a nivel nacional que no tuviese un artículo sobre el LSD, generalmente sensacionalista. La revista Time fue la primera en saltar al escenario con una serie de artículos entre fines de 1965 y principios de 1966 en su sección de psiquiatría. Estos artículos atacaban al LSD con advertencias calamitosas de hordas de “cabezas de ácido”, algunos de los cuales consumían “enormes sobredosis”. Time declaró que la “enfermedad” estaba ocurriendo en todos lados: “Por una optimista estimación, 10,000 estudiantes de la Universidad de California han probado LSD (aunque no todos han sufrido síntomas detectables de la enfermedad). Nadie puede adivinar cuantos bichos raros pertenecientes a algún culto se autoadministran el ácido…” (11 de marzo de 1966).
El Dr. Huston Smith del M.I.T. no se alejó de la marca cuando dijo en una conferencia de LSD en 1966 que la confusión sobre esta droga era tan grande y los conocimientos acerca de ella tan pequeños que “no había siquiera esperanza de saber la verdad en este punto”. Todos los intentos de arribar a una evaluación deliberada e informada de la sustancia se vio dejada a un lado por los encabezados de ese año:
- El 26 de marzo, Timothy Leary fue arrestado en Laredo después de que a su hija le encontrasen menos de media onza de marihuana. La sentencia fue de 30 años de prisión. Leary se transformó de un momento a otro en el primer mártir del LSD.
- El 6 de abril, una niña de cinco años en Brooklyn tragó un cubo de azúcar impregnado con LSD que había sido dejado en la heladera por su tío. Fue inmediatamente llevada al hospital, donde le lavaron el estómago. Mediante ese procedimiento se llevó el susto de su vida y permaneció en la lista de estados críticos por dos días. Reportes posteriores indicaron que tuvo una recuperación total.
- El 11 de abril, Stephen Kessler, un ex estudiante de medicina de 30 años fue acusado del homicidio de su suegra, habiéndola apuñalado 105 veces. Cuando se lo llevaban murmuró “¿Qué sucedió? Estuve volando tres días en LSD ¿Asesiné a mi esposa? ¿Violé a alguien?” En la comisaría de Brooklyn insistió “Estoy volado, estoy muy volado” y cuando se le preguntó si estaba “volado” por drogas contestó “Sólo de LSD” (New York Times y New York Times Herald-Tribune, 12 de abril de 1966).
- El 16 de abril, G. Gordon Liddy, asistente de la fiscalía en Dutchess Country, N.Y., irrumpió en la prominencia nacional cuando lideró el ataque a Millbrook Estate de Leary, donde, por $60 a la semana, se enseñaban técnicas para llegar a los estados de conciencia alterados sin necesidad de drogas. Desde entonces, Liddy dijo que Leary le había agradado desde el comienzo y que “estaba siguiendo órdenes”. Una pequeña cantidad de marihuana fue encontrada en la habitación de un periodista huésped y Rosemary Woodruff, prometida de Leary, fue encarcelada por un mes por rehusarse a testificar sobre las actividades del lugar.
Los encabezados promovieron un apetito por aún más
cobertura. Entrevistas especiales con fiscales de distrito, presidentes
universitarios, agentes de narcóticos, doctores, bioquímicos y otros que
podrían considerarse autoridades en diversos campos, crearon una atmósfera de
emergencia nacional.
El presidente del Subcomité de Adicción a Narcóticos de la Sociedad Médica del Condado de Nueva York dijo que el LSD era “más peligroso que la heroína”. La FDA y la Oficina Federal de Narcóticos lanzaron un nuevo programa de “educación sobre drogas”. Tres subcomités del senado investigaron el uso del LSD. En las legislaturas estatales a lo largo de todo el país se introdujeron sanciones que establecían un delito la posesión de LSD y otras sustancias psicodélicas. El portavoz de la Asamblea del Estado de Nueva York, Anthony J. Travia, impulsando la legislación que pedía un mínimo de siete años de prisión, declaró que aplazaría todas las audiencias públicas sobre la ley porque “el problema era demasiado urgente”.
El presidente del Subcomité de Adicción a Narcóticos de la Sociedad Médica del Condado de Nueva York dijo que el LSD era “más peligroso que la heroína”. La FDA y la Oficina Federal de Narcóticos lanzaron un nuevo programa de “educación sobre drogas”. Tres subcomités del senado investigaron el uso del LSD. En las legislaturas estatales a lo largo de todo el país se introdujeron sanciones que establecían un delito la posesión de LSD y otras sustancias psicodélicas. El portavoz de la Asamblea del Estado de Nueva York, Anthony J. Travia, impulsando la legislación que pedía un mínimo de siete años de prisión, declaró que aplazaría todas las audiencias públicas sobre la ley porque “el problema era demasiado urgente”.
Muchísimos rumores infundados fueron esparcidos por la prensa con gran velocidad en la campaña difamación del LSD. |
Bill Trent, escritor del canadiense Evening
Telegram sobre la historia del serio y exitoso intento de un arquitecto de
probar LSD para resolver un problema de diseño tituló su historia “El mundo
demente de Kyo Izumi”.
El Confidential Flash, de venta
masiva, afirmó en un encabezado que cubría toda la primera plana “EL LSD MATA
EL IMPULSO SEXUAL PARA SIEMPRE”.
The Police Gazette reimprimió un reporte proveniente del diario de la Asociación Médica Americana titulado “LSD y locura sexual”.
The Police Gazette reimprimió un reporte proveniente del diario de la Asociación Médica Americana titulado “LSD y locura sexual”.
En una de las audiencias del senado sobre el LSD, el senador Robert Kennedy
preguntó repetidas veces por qué los estudios conducidos por el Instituto
Nacional de Salud Mental que un mes antes eran tomados como extremadamente
valiosos ya no eran tomados en consideración. Era una pregunta que casi nadie
quería escuchar y que nadie se animó a responder. En poco tiempo todos los
programas existentes sufrieron recortes presupuestarios drásticos. Acto seguido
se impusieron nuevas y estrictas regulaciones. Cualquier investigador que
hubiese experimentado personalmente con la droga tenía ahora prohibido conducir
cualquier tipo de investigación siquiera relacionada con el LSD.
Así y todo, como se puede apreciar de las notas del libro de la Unión de
Consumidores sobre drogas lícitas e ilícitas, “al cerrar el suministro a gotas
del LSD de Sandoz y volcarlo hacia canales informales, el Confreso y la
Administración de Alimentos y Drogas (FDA) involuntariamente abrieron las
compuertas hacia un verdadero festín de LSD. Para 1970 se estimaba que entre
1,000,000 y 2,000,000 de americanos han tenido un viaje de LSD.” La Unión de
Consumidores también notó que conducir la droga y sus usuarios hacia un terreno
clandestino había aumentado alguno de sus peligros, los cuales enumeró en la
siguiente lista:
- Aumento de expectativas de efectos adversos
- Dosificación desconocida
- Contaminación
- Adulteración
- Atributos equivocados
- Efectos secundarios del incumplimiento de la ley
- Falta de supervisión
- Mal manejo de reacciones de pánico
- Mala interpretación de las reacciones
- Flashbacks
- Patologías preexistentes
- Uso involuntario
En 1967, el Dr. Maimon Cohen, un genetista de Buffalo, N.Y., realizó un anuncio que dañó significativamente la opinión pública sobre el LSD. Volviendo de una visita al área de Haight-Ashbury, Cohen decidió examinar los cromosomas de un hombre de 57 años de edad a quien le habían administrado LSD en cuatro ocasiones durante una hospitalización de quince años. En el paciente encontró más daño cromosómico que lo usual. El Dr. Cohen también derramó LSD en un tubo de ensayo que contenía células humanas y observó daño en los cromosomas. Más tarde se señaló que un resultado similar se hubiese obtenido si se derramaba, por ejemplo, leche, ya que el paciente de Cohen era sometido a tratamientos regulares de Librium y Thorazine, ambos comprobados rompedores de cromosomas.
Con la investigación sobre un único paciente como fundamento, sin embargo, Cohen publicó sus conclusiones en Science. Para la tarde de ese mismo día el cargo de que el LSD podía romper cromosomas era difundido por todos los medios de la nación.
Dice el título: "Madres Hippies tomadoras de drogas tienen bebés deformes |
Poco después, dos doctores en Portland, Oregon, reportaron que habían encontrado un quiebre de cromosomas excesivo en usuarios de “ácido de la calle”. El cuadro que proveyeron indicaba que la partición extra de cromosomas se daba únicamente en aquellos que, además, consumían anfetaminas, el cual ya había sido establecido como interruptor cromosómico. Una vez más los periódicos se hicieron una fiesta. Un anuncio de una página entera en un artículo de McCall sobre el LSD mostraba un bebé roto en varias partes. Irónicamente el artículo mismo generó dudas sobre la veracidad del daño a los cromosomas.
Retracciones sobre opiniones equivocadas o descubrimientos
sobre el uso y los efectos del LSD son hoy en día de extremo bajo perfil y muy
extrañas; lo mismo sucedió respecto a la cuestión de los cromosomas. Aunque
estudios conducidos por el Instituto Nacional de Salud Mental, entre otros
centros, probaron errada la acusación; y aunque los cromosomas de Timothy Leary
fueron examinados y no mostraron ningún daño anormal; y aunque otras sustancias
ya habían sido claramente marcadas como interruptores cromosómicos mientras que
el LSD no, los medio tomaron poco o ningún reparo en la nueva evidencia.
“Muy para nuestra
sorpresa, Timothy Leary muestra, en 200 células, solamente dos con daño
cromosómico, uno en cada una. Este hallazgo es tan espectacular como debe haber
sido la cantidad de LSD que ha tomado en los últimos 8 años. Estoy en falta al
entender o explicar estos resultados negativos” –Hermann Lisco, MD,
Instituto de Investigación de Cáncer, New England Deaconess Hospital, Boston,
Mass.
Como nota al pie, debe ser señalado que en el juicio de
Stephen Kessler (El “LOCO ASESINO DE LSD” de los titulares de abril) se supo
que había tomado LSD cinco veces en dosis mínimas (10-50 mcg) entre el verano
de 1964 y marzo de 1966 (un mes antes del asesinato de su suegra). Otras drogas
podrían haber influenciado el asesinato:
“El acusado no hizo mención alguna de haber tomado LSD justo antes de asesinar a la Señora Cooper pero dijo que el 8 de abril, un sábado, “Me sentí raro, tuve una indescriptible sensación y tomé un grano y medio de pentobarbital” y no puede recordar nada más hasta después del homicidio, el siguiente lunes…” –N.Y. Times, 10 de octubre de 1967
“El acusado no hizo mención alguna de haber tomado LSD justo antes de asesinar a la Señora Cooper pero dijo que el 8 de abril, un sábado, “Me sentí raro, tuve una indescriptible sensación y tomé un grano y medio de pentobarbital” y no puede recordar nada más hasta después del homicidio, el siguiente lunes…” –N.Y. Times, 10 de octubre de 1967
“Ambos doctores…
dijeron al jurado de once hombres y una mujer que Kessler les había dicho que
había tomado tres cuartos de alcohol de laboratorio, cortado con agua, y que había
tomado más pastillas para dormir en los días en cuestión…” –N.Y. Post, 18 de octubre de 1967
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