LSD en el cerebro



LSD en el cerebro

Efectos medibles en el cerebro

El LSD produce algunos cambios evidentes en las electroencefalografías (EEG), usualmente con una disminución de amplitudes y un aumento en las frecuencias de ondas cerebrales. Generalmente hay una disminución del ritmo alpha aunque en algunos causas se presenta un aumento. La mayoría de los cambios químicos ocurren en el cerebro, especialmente en el mesencéfalo, el cual regula la conciencia y modula la capacidad de respuesta emocional. Se ha prestado especial atención a las concentraciones sustanciales encontradas en el tronco cerebral y en el sistema receptor de dopamina, ambos responsables de experiencias más complejas. En The Hallucinogens de Hoffer y Osmond se discuten unas cuantas reacciones que pueden observarse regularmente cuando el LSD afecta las funciones mentales. Nadie sabe con certeza, sin embargo, cuáles son las más importantes dado que todas ocurren en simultáneo. La mayor parte de la metabolización ocurre en el hígado, donde también suele alojarse el peyote y otros psicodélicos. Peter Stafford ha señalado, en referencia a esto, la creencia egipcia de que el hígado es el “asiento del alma”.

Todo el entendimiento sobre cómo funciona el LSD fisiológica y neurológicamente es aún rudimentario y, hasta hace muy poco, altamente especulativo. A comienzos de la década del 70 la hipótesis examinada con mayor intensidad en relación a esta interferencia entre la mente y el cuerpo –respecto al desplazamiento de serotonina en las sinapsis- llegó a ser considerada una “cortina de humo”. Otras teorías que enfatizaban en “sitios receptores específicos” nunca fueron verificadas.
Brimblecombe y Pinder resumen las controversias en su libro de 1975 Hallocinogenic Agents:

… la mayor parte de la evidencia surgida desde 1966 parece respaldar que el modo de acción del LSD propuesto ese año por Freedman y Aghajanian de que las interacciones con el receptor 5-HT [serotonina] son las acciones primarias de la droga y de que los cambios observados en el metabolismo de las aminas cerebrales son fenómenos secundarios. Otros cambios bioquímicos atribuidos a la acción de alucinógenos, particularmente LSD, como los efectos en los niveles de pseudocolinesterasa cerebral (Thompson, Tickner, y Webster, 1955), son tan contradictorios que no ofrecen ningún aporte al entendimiento del modo de acción de las drogas (Giarman y Freedman, 1965; Hoffer y Osmond, 1967; Brown, 1972; ver capítulo 4). Sin embargo, un gran número de preguntas permanecen sin responder. Aún no es claro si el LSD actúa como agonista o antagonista, ni está claro si la droga tiene acciones presinápticas directas o indirectas, y, lo más importante de todo, las formas en que las interacciones con los receptores y los cambios bioquímicos se traducen en fenómenos neurológicos y conductuales es muy incierta.

Un descubrimiento que parece de particular relevancia es el de la “reversión completa de la amplitud de lateralidad”, descripta por Goldstein, Stolzfus y asociados en 1972 luego de crear cronogramas de la actividad eléctrica del sector occipital derecho e izquierdo mediante encefalografías a voluntarios diestros antes y después de la administración de varios psicodélicos. Encontraron un “estrechamiento progresivo de las diferencias de amplitud electroencefalográfica interhemisférica con la eventual inversión completa (hacia la derecha) de sus relaciones”. En lenguaje más simple, bajo los efectos del LSD, el procesamiento de información en la corteza cerebral se vio preferentemente desplazado del hemisferio más analítico (el izquierdo) hacia el hemisferio visoespacial (derecho). Esta parece una explicación económica y justamente satisfactoria sobre cómo los psicodélicos como el LSD aumentan el “alcance” de la mente, trayendo cualidades artísticas, creativas, rítmicas y habilidades para resolver problemas como en ejercicios de pensamiento lateral, así como también puede traer a flote, siguiendo la teoría del psicoanálisis, “manifestaciones del inconsciente”.

El gran vacío científico respecto a la explicación de la actividad del LSD en el cerebro continua hasta el día de hoy. Dado su categorización, de la cual probablemente hablemos en otra entrada, de Clasificación I en las sustancias controladas no está permitida siquiera la investigación con esta sustancia por lo que los avances científicos no son para nada recurrentes. Sin embargo, yendo contra la corriente, más allá del estigma, y financiado por la gente misma, el neuropsicofarmacologista inglés David Nutt llevó a cabo un revolucionario estudio con tecnología avanzada para determinar los efectos cerebrales del LSD y desde entonces se dedica a dar conferencias sobre los beneficios de los psicodélicos. El estudio fue publicado el 11 de abril de 2016 y, si bien queda claro que es necesaria muchísima más investigación, logró responder a interesantes interrogantes.

Referido al estudio de Nutt comparto un video que lo explica a grandes rasgos, además del enlace a la fuente original. Sin embargo, para quienes no comprendan el inglés paso a resumirlo en resumidas cuentas. 

El estudio se realizó con máquinas de resonancia magnética administrando a los voluntarios 75 microgramos de LSD en inyecciones intramusculares y un placebo que constaba de solución salina.
Se encontró, como se había establecido antes, que la sustancia disminuye el ritmo de las ondas cerebrales alpha, ondas asociadas a la noción que se tiene de uno mismo. Se pudo observar también que el LSD irrumpe de cierta manera en las redes neuronales que se tienen “por defecto”, lo cual desestabiliza el sentido de uno mismo y, cuando se aumenta la intensidad, llega a producir la desintegración del ego, fundiendo al sujeto con el mundo que le rodea. Tras la disrupción que provoca el ácido en las complejas redes neuronales surgen conexiones nuevas producto de la posibilidad de comunicación entre regiones cerebrales que antes se veía impedida. La corteza visual se comunica con la parte de la memoria, enviándole información. Al estimular a los sujetos se comprobó una creciente intensidad en esta comunicación pero el sector de la memoria comenzó a proveer información causando complejas visiones.

En muchos sujetos, la experiencia parece haber afectado su mentalidad en los días posteriores, algunos llegaron a modificar su forma de ver las cosas incluso semanas después del experimento, encontrándose más predispuestos y abiertos a nuevas ideas, lo que para los experimentadores sugiere un gran número de aplicaciones terapéuticas en adicciones y depresiones.

Para Nutt es necesario muchísima más investigación pero la sustancia para más que prometedora no sólo para su utilización medicinal sino para ayudarnos a comprender mejor el funcionamiento del cerebro y la conciencia. Sin embargo, las trabas parecen no tener fin. Más allá del financiamiento necesario para llevar a cabo las investigaciones es necesario conseguir los permisos correspondientes, lo cual es todo un problema burocrático y económico.
En una entrevista con NewScientist, Nutt señala otro problema. “Los científicos tiene miedo de ser estigmatizados si trabajan en este campo. Hay un pánico general que prevalece en todos lados. Si uno trabaja con drogas ilegales es visto desde fuera como un cómplice de delincuentes.” Cabe mencionar que Nutt fue despedido en 2009 tras ser el principal asesor de drogas del gobierno británico por declarar que el LSD, el cannabis y el MDMA son menos peligrosos que el alcohol y el tabaco.

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