LSD y estímulo creativo



LSD y estímulo creativo

Un gran número de testimonios indican que el LSD puede disolver el bloqueo creativo. Una inmensa cantidad de ejemplos se pueden encontrar en Psychedelic Art de Robert Masters y Jean Houston, y en La Experiencia Extática (The Ecstatic Adventure) de Ralph Metzner, el cual contiene reportes completos de participantes en los estudios sobre creatividad en Menlo Park (incluyendo el caso de dos renombrados arquitectos y un físico ingeniero  que trabajaba en un modelo de “fotón”).  Una presentación general de éste estudio sobre creatividad puede encontrarse en Estados Alterados de Consciencia (Altered States of Consciousness) de Charles Tart. A fines de 1980 Stanley Krippner resumió los hallazgos de nueve estudios relevantes en el área de creatividad en la Revisión del Instituto de Psicología Humanística.

Un ejemplo notable es el caso del arquitecto Kyoshi Izumi en su diseño de un hospital psiquiátrico en Canadá. Fue Humphry Osmond quien le suministró el LSD previo a sus muchas visitas a instituciones mentales de diseño tradicional para evaluar los efectos del diseño de estas instituciones en sujetos de estados alterados de consciencia. Izumi encontró que los azulejos de las paredes brillaban extrañamente mientras los armarios empotrados daban la impresión de enormes y oscuras cavernas. Señaló también que las camas de los hospitales eran demasiado altas, tanto que sentado no se llegaba a tocar el suelo con los pies, y que el sentido del tiempo se perdía fácilmente dada la falta de relojes y calendarios. Lo peor de todo, sin embargo, eran los largos pasillos (Osmond denominó como “Maquinas productoras de ilusiones por excelencia” a los cientos de metros cuadrados de azulejos pulidos en estas instituciones, y unas muy caras. “Si tu percepción fuese un poco inestable, podrías ver a tu querido y difunto padre espiándote desde las paredes…”).
Estas ideas, resaltadas con el uso del LSD, resultaron en el diseño de Izumi del “hospital mental ideal”, el cual fue reconocido y elogiado por sus avances arquitectónicos sobresalientes por el Servicio de Información Conjunta de la Asociación Americana de Psiquiatría. El primer hospital del plan fue construido en Yorkton, Saskatchewan y prontamente copiado en Haverford, Pennsylvania. El prototipo ha sido reproducido incontables veces desde entonces, especialmente en Canadá. Bonnie Golightly y Peter Stafford resumieron sus características más distintivas:

El hospital Yorkton consiste en pequeños grupos de habitaciones parecidas a casas de campo, treinta por unidad, unidas por pasillos subterráneos… Hay muchas ventanas, bajas y destrabadas, eliminando el antiguo y triste aspecto de granero propio de los hospitales mentales. Las paredes están pintadas de colores lisos agradables, y cada paciente cuenta con su propia habitación en lugar de una cama en una sala austera casi vacía. Las camas son bajas y las habitaciones están amobladas en función de facilitar el reconocimiento del piso como un mero piso y no como un gran pozo.  Los muebles son cómodos y hogareños como los que se podrían encontrar en la casa del paciente.  El problema de los armarios fue solucionado instalando un gabinete que el paciente puede ver claramente que tiene un frente y una parte posterior. Abundan relojes y calendarios, y las baldosas se utilizan con moderación. El énfasis del enfoque dado designa prioritaria las necesidades de los pacientes sin sacrificar utilidad.

En 1955 Berlin, Guthrie, Weider, Goodell y Wolf reportaron el caso de cuatro prominentes artistas gráficos que habían realizado trabajos durante una experiencia de LSD. Un panel de críticos juzgaron las pinturas señalando que tenían un valor mayor al usual de cada artista, remarcando que el uso de color era más vívido y las líneas más intrépidas y audaces, aunque en detrimento de la ejecución técnica. Frank Barron reportó resultados similares en su libro Creatividad y Salud Psicológica. Oscar Janiger repartió ácido lisérgico entre muchísimos artistas y les hizo dibujar una muñeca india Kachina antes, durante y después de la experiencia (publicación de julio-agosto de 1959 de The California Clinician).

En contraste, estudios realizados a voluntarios que no estaban interesados en el potencial creativo de la sustancia no reflejaron cambios significativos al respecto. William McGlothlin, Sidney Cohen y otros, así como posteriormente el equipo de Zegans, Pollard y Brown, reportaron estas conclusiones en Journal of Nervous and Mental Diseases (1964) y en Archives of General Psychiatry (1967) respectivamente. Pasados seis meses de un estudio de tres sesiones con 200 microgramos, el equipo de McGlothlin encontró sólo una distinción relevante: el 62 por ciento de los sujetos reportaban “una mayor apreciación de la música”. El grupo que había sido administrado con 200 mcg. de LSD mostraba una cantidad mayor de discos de música comprados, una mayor cantidad de visitas a museos, y una mayor asistencia a eventos musicales y culturales que los otros dos grupos de control, los cuales habían sido administrados con 20 mcg de LSD o bien 20 mg. de anfetaminas por sesión. 

En 1965 Cohen escribió: “Todo lo que puede decirse por ahora sobre el efecto del LSD en el proceso creativo es que la experiencia suele verse acompañada por un fuerte sentimiento subjetivo de creatividad.” El grupo de Zegans concluyó que “La administración de LSD-25 con el propósito de ampliar la habilidad creativa a un grupo no seleccionado particularmente tiende a no ser exitoso.”
Sin embargo, el Instituto de Investigación Psiquiátrica del San Francisco State Collage, encabezado por Fadiman, Harman, McKim, Mogar, y Stolaroff, llegó a hallazgos remarcablemente positivos cuando le dieron LSD y mescalina a profesionales que se encontraban ante problemas técnicos que habían sido capaces de solucionar. Bajo la hipótesis de que “A través de un régimen cuidadosamente estructurado podría resultar una experiencia de aprendizaje con aumentos de creatividad persistentes.” Este experimento se llevó a cabo en veintidós voluntarios. Para cuando se publicó el reporte en noviembre 1965, seis de ellos ya se habían visto enormemente beneficiados en su trabajo. No obstante, el estudio no pudo continuar ya que el instituto se quedó sin acceso a los psicodélicos. Algunos sujetos intentaron explicar de alguna manera cómo el LSD afectó su modo de ver las cosas:

Al enfrentarme al mismo problema con materiales psicodélicos fui capaz de considerarlo de una manera mucho más básica dado que podía concebir en mi mente un concepto e imagen mucho más amplia.
Tuve una perceptibilidad visual magnífica; podía imaginar qué era lo requerido, lo necesario, o lo imposible casi sin esfuerzo.
Las ideas aparecían a una velocidad que me quitaba el aliento.
Descarté la idea original por completo, comencé una aproximación radicalmente diferente al problema. Ahí fue cuando las cosas empezaron a pasar. Me vinieron a la mente todo tipo de posibilidades diferentes.
Se redujo el miedo de cometer errores o pasar vergüenza.
Estaba impresionado por la intensidad de mi capacidad de concentración, el vigor y la exuberancia con que podía proceder respecto al problema.
En lo que parecieron 10 minutos había completado el problema, teniendo lo que consideré (y aún considero) una solución clásica.
…recordando casi en su totalidad un curso que había hecho sobre termodinámica, algo en lo que no  había pensado en años.

En 1969, Stanley Krippner encuestó a 180 artistas profesionales que decían haber tenido al menos una experiencia psicodélica (resultó que 18 nunca habían consumido químicos psicoactivos). La encuesta incluyó “dos directores de cine premiados, un becado Guggenheim en poesía, un estudiante de la fundación Ford, graduados en pintura del programa Fullbright y Rockefeller, cuantiosos estudiantes universitarios en sus últimos años de carrera, y un gran número de actores, músicos, y escritores”, mayormente del área de Nueva York pero con gente de todas partes del mundo.
Cuando se les inquirió sobre cómo las experiencias psicodélicas habían influenciado su arte ninguno dijo que se haya visto perjudicado. Cinco declararon que su trabajo no se había visto influenciado por las experiencias. El resto se mostró muy entusiasta sobre los efectos. La pintora Arlene Sklar-Weinstein, quien había tenido al momento una única experiencia con LSD es un caso representativo: “Me abrió cientos de puertas y modificó drásticamente el contenido, la intención y el estilo de mi trabajo.

De los 180 artistas encuestados, 114 dijeron que las experiencias psicodélicas habían afectado el contenido de su trabajo; mayormente hablaron del uso de las imágenes eidéticas a ojos cerrados como fuente de material e inspiración. 131 respondieron que tuvieron un “desarrollo notable en su técnica artística”, señalando en su mayoría una mejor capacidad para la utilización del color. Adicionalmente, 142 atribuyeron a los psicodélicos un cambio en el acercamiento creativo. Muchos indicaron que intereses dormidos sobre música y arte habían sido despertados y alimentados por las sesiones psicodélicas.

El LSD también ha ayudado a eliminar el llamado “bloqueo de escritor”.  En El Uso de LSD y Ritalin en el Tratamiento de Neurosis de Ling y Buckman se cita el ejemplo de un “escritor europeo de renombre” cuyo mayor trabajo (traducido a doce idiomas) fue escrito subsecuentemente al uso de ácido lisérgico. Previamente había tenido un fuerte deseo por escribir pero no podía terminar ni siquiera un mero manuscrito. Bajo la influencia del LSD se vio confrontado con la repentina idea de que podría morir. “Con este terror a la muerte hecho consciente empecé a experimentar la felicidad más fantástica al darme cuenta de que, después de todo, no tenía que morir ahora mismo.” Se vio libre en su campo artístico. “Ya no sentía que escribía con el cuello bajo la guillotina.”
“Ya no tengo temor de poner una letra detrás de la otra para decir lo que quiero, y esto está ligado a un enorme número de factores, tales como “mudez” [traducido del inglés speechlessness] e “inarticulación” [inarticulateness]. La sensación de ser tonto, de no poder expresarme, fue probablemente uno de las sensaciones más desagradables que he tenido… Ahora me veo capaz de expresar lo que muchos amarían decir pero no pueden encontrar las palabras. No encontraba las palabras adecuadas antes porque intentaba evitar decir cosas esenciales.

Krippner cita al escritor alemán Ronny van den Eerenbeemt, quien respondió de manera similar:

Cuando era muy joven comencé escribiendo historias y poemas. Mientras más crecía, más me costaba encontrar algo sobre lo que valiese la pena escribir. Mys experiencias psicodélicas me enseñaron que lo que solía hacer no era más que raspar la superficie de la vida. Tras haber visto y sentido el centro mismo de la vida, a través de los psicodélicos, pienso ahora que tengo algo sobre lo que vale la pena escribir.

En la conclusión de su encuesta sobre los efectos del LSD y otros psicodélicos similares, Krippner escribió:

Muy poco estudio científico se ha llevado a cabo sobre las drogas psicodélicas desde los avances en teorías de información, fisiología cerebral, y el estudio de  la consciencia […] ha revolucionado nuestro entendimiento en éstas áreas. Este aumento en el conocimiento y la sofisticación teorética aporta a la ciencia una oportunidad sin precedentes para estudiar el acto creativo. La creatividad ha sido un enigma perpetuo; ahora, por fin, puede estar preparada para divulgar sus secretos.

Mientras se dedicaba a la psicología de investigación en el Instituto de Evaluación de Personalidad de la Universidad de California, Frank Barron comparó más de 5000 sujetos creativos y productivos contra otros de iguales condiciones cognitivas pero de menor productividad:

Aquello que debemos resaltar como importante fue algo que podríamos llamar un compromiso cosmológico. Se trata de una motivación poderosa para crear significado y dejar testamento del significado que el individuo encontró en el mundo, así como en sí mismo en relación al mundo. Esta motivación emergió de muchas maneras distintas pero nos encontramos con ella una y otra vez al comparar individuos altamente creativos con aquellos de igual habilidad intelectual pero de menor habilidad creativa actual. Ésta motivación intensa que tiene que ver con esta creación de significado –o el hallazgo del mismo y su comunicación de un modo u otro- fue la diferencia más importante entre el grupo de criterio y los grupos de control…
Creo que como resultado de la experiencia psicodélica hay un sentido mayor del drama de la vida, incluyendo la finitud y la comprensión de la importancia de la existencia individual y de la tarea sagrada encomendada al individuo en su desarrollo del Yo.

Alejándonos del rigor del estudio científico, la administración del LSD para la experimentación y ampliación de las aptitudes creativas es evidente en una cantidad incontable de artistas de todo tipo, así como científicos e investigadores. Si bien la tarea de crear una lista completa de usuarios remarcables de LSD es imposible, se mencionan a continuación casos donde el ácido lisérgico ha sido un punto de inflexión en varios descubrimientos o utilizado como una herramienta benéfica por varios artistas.

Albert Hofmann
La primera y más obvia mención es la del prolífico y emérito Dr. Albert  Hofmann, químico e intelectual suizo, descubridor de la dietilamida del ácido lisérgico. Sobran las palabras para hablar del llamado padre de la psicodelia, quien dedicó muchísimos años, libros, conferencias y ensayos sobre la sustancia. Sería necesaria una entrada para él solo en pos de hacer justicia a su influencia en el mundo de la química, la filosofía, la historia de la toxicología, y el campo de la consciencia. Quien esté interesado puede leer una aproximación en las primeras partes de la historia del LSD publicadas en el blog o referirse directamente a la espectacular bibliografía de este científico nombrado n°1 en la lista de los mayores genios vivos de The Telegraph.


Francis Crick
Francis Crick
Francis Crick, ganador del Premio Nobel por descubrir la estructura de doble hélice del ADN y defensor de la despenalización del cannabis, se vio influenciado por el LSD durante su investigación, el cual decidió probar tras enterarse de las experiencias de Aldous Huxley con sustancias psicodélicas.   


Kary Mullis
El Dr. Kary Banks Mullis, bioquímico y conferencista estadounidense, se encontraba bajo la influencia del LSD cuando inventó y perfeccionó una técnica de reacción en cadena de la polimerasa (PCR), un método para aislar fácilmente el ADN para estudios avanzados que significó un avance radical en bioquímica. Esto le valió el Premio Nobel de 1993. Mullis sostiene que no hubiese inventado la PCR de no ser por el LSD.
Kary Mullis

Dr. John Cunningham Lilly
John C Lilly
El neurólogo, psicoanalista, físico, filósofo e inventor John Lilly, creador de los tanques de aislamiento sensorial, fue uno de los investigadores y pensadores más importantes de los años 50 respecto a la consciencia y el cerebro. Además de sus muchos avances en estos campos fue el primero en crear un mapa de los canales de dolor y placer en el cerebro. Si bien muchas de sus ideas fueron influenciadas por los psicodélicos, éste último descubrimiento fue bajo la influencia directa del LSD.


Richard Feynman
En su libro “Surely Your’re Joking Mr. Feynman” en los capítulos "O Americano, Outra Vez" y “Altered States” este notable físico cuenta cómo el LSD, la marihuana y la ketamina influenciaron su trabajo en la formulación mediante las integrales de camino de la mecánica cuántica.





El Dr. Leary, su esposa Rosemary, Yoko Ono, y John Lennon 
Timothy Leary
Sobre Leary hay realmente mucho para decir. Si bien lo hemos mencionado en Historia del LSD parte 6, es sin lugar a dudas merecedor de su propia entrada. Si bien su vida fue excepcionalmente interesante, llena de episodios remarcables, cabe destacar que la historia del LSD hubiese sido muy diferente si Timothy Leary no hubiese entrado en escena. Hay un antes y un después en la vida del emérito psicólogo y filósofo de Harvard cuando experimenta con psilocibina y luego con ácido lisérgico que determina, a la vez, un antes y un después en la historia de la sustancia, así como un hito en la historia cultural de Estados Unidos.

Allen Ginsberg
A éste poeta y pensador de la Generación Beat nos hemos referido en anteriores entradas, especialmente a su entrevista con la revista Playboy donde intenta explicar cómo es un viaje de LSD. Ginsberg conoció el ácido a manos del ejército de los Estados Unidos y se volvió uno de los principales defensores de la sustancia, escribiendo muchas de sus obras bajo la influencia del LSD.




Aldous Huxley
Este emérito escritor y filósofo británico ha marcado ciertos hitos en la historia de la psicodélica tras su divulgación de la sustancia a través de sus escritos. Encontrando un enorme potencial y atractivo en la mescalina, como cuenta en Puertas de la Percepción, indagó hasta encontrarse con su sustancia preferida: la dietilamida del ácido lisérgico. Desde su iniciación en este tipo de sustancias, Huxley se dedicó a profesar las virtudes de los compuestos psicodélicos y a presentar el ácido a varios círculos de intelectuales. Muchas de sus novelas se vieron influenciadas por el LSD y, en reciprocidad, muchos estudios sobre el LSD así como la opinión popular se vieron influenciados por los escritos de Huxley.  Es conocida la anécdota donde, en su lecho de muerte, pide a su esposa una inyección intramuscular de LSD para disponerse a abandonar la vida.


Ken Kesey
Este escritor estadounidense clamaba que no hubiese podido escribir con la misma calidad y de manera prolífica sin el LSD. Conoció por primera vez la sustancia en los 50s durante el proyecto MKULTRA de la CIA y la sustancia cambió su vida cambiando su estilo de vida e inspirando muchas de sus obras, entre ellas la novela One Flew Over The Cuckoo’s Nest, cuya adaptación cinematográfica protagonizado por Jack Nicholson fue ganadora de cinco premios Oscar.


Jack Nicholson
Fue, el ya mencionado numerosas veces en este blog, Oscar Janiger quien introdujo al actor al mundo psicodélico a través del LSD. Esta sustancia inspiró al actor, productor, director y guionista a escribir y dirigir la exitosa película The Trip (1967). Es sabido que Nicholson tuvo un buen número de experiencias con psicodélicos. 



Hunter S Thompson
Periodista Gonzo por antonomasia, este escritor estadounidense experimentó con una enorme cantidad de sustancias. Su novela Fear and Loathing in Las Vegas inspiró varias adaptaciones y es reconocida mundialmente. El constante uso del ácido lisérgico por parte del periodista es bien conocido, así como su célebre discurso de “la ola” respecto a los psicodélicos y el movimiento hippie.



Steve Jobs
El uso de LSD del creador de Apple es uno de los más conocidos. Es ya célebre la entrevista que tuvo con el New York Times donde dice “Tomar LSD fue una de las dos o tres cosas más importantes que he hecho en mi vida. Bill Gates sería un tipo más abierto si hubiera tomado ácido alguna vez. Las personas que nunca han tomado ácido nunca me entenderán completamente...” Para quienes estén interesados, a propósito de esta declaración, Albert Hofmann envió una carta al californiano pidiéndole expandir sobre su experiencia con la sustancia.



The Beatles
La influencia del LSD en la banda británica es más que conocida. Si bien su primer experiencia es anecdótica, la banda utilizó el LSD para experimentar muchísimo en nuevos campos musicales como la música psicodélica. Muchas de sus canciones fueron inspiradas por el ácido y algunas de ellas están directamente dedicadas a la sustancia, como es el caso de Lucy in the Sky with Diamonds. John Lennon llegó a tener una estrecha relación con Timothy Leary, al punto de escribir su canción de campaña por la gobernación de California: Come Together.


Los Beatles no fueron ni los primeros ni los últimos en utilizar LSD como influencia artística y herramienta de crecimiento personal. Si nos pusiésemos a enlistar a todos los músicos y bandas que consumen y consumían LSD nos quedaría un trabajo siempre incompleto. El ácido lisérgico y la música son componentes extraordinariamente sinérgicos y personalmente no he conocido músico ni melómano que rechace los efectos de éste psicodélico. La influencia del ácido sobre la música es notable pero se puede decir lo mismo respecto a la influencia de la música sobre el uso y divulgación de la sustancia. Dentro de las bandas y artistas musicales que alentaban las experiencias, predicaban las propias, o experimentaban con la sustancia para enriquecer su arte encontramos a Jimi Hendrix, The Moody Blues, Jim Morrison, The Grateful Dead, Jefferson Airplane, Jimmy Page, The Yardbirds, Merry Pranksters, Pink Floyd, 13th Floor Elevators, The Flaming Lips, Cream, 1200 Micrograms, Shpongle, Entheogenic, Ray Charles, Ott, entre otros.

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