LSD, efectos auditivos y sinestesia

LSD, efectos auditivos y sinestesia

Continuando con las descripciones de efectos del ácido lisérgico encaramos en esta entrada los efectos auditivos y la sinestesia que ocurre en ocasiones en este tipo de experiencias.

Agudeza auditiva: Este efecto es la experiencia de un aumento o mejora de la agudeza y claridad del sonido. Esto puede llevar a que el sujeto se vuelva extremadamente consciente de todos los sonidos a su alrededor con una capacidad extraordinaria para comprender múltiples capas de sonido e identificar su dirección y locación. La manifestación más común de este efecto es una apreciación enormemente ampliada de la música que lleva a la persona a experimentar cada pieza musical en un nivel de detalle sin precedente.

Distorsión auditiva: Esta experiencia es la alteración en la percepción de cómo se manifiestan y se estructuran los sonidos. Estas distorsiones pueden ocurrir de diversas maneras pero normalmente toman la forma de ecos o murmullos que emergen con cada sonido y van variando su velocidad y su tono. Esto puede crecer hasta el punto en que todos los sonidos son acompañados consistentemente de reverberaciones continuas, a menudo dejando al sonido original completamente irreconocible. Si la fuente del sonido cambia o desaparece, este efecto vuelve a su nivel más sutil.
Este efecto puede ser dividido en tres niveles de intensidad. En su nivel más bajo las distorsiones consisten en reverberaciones sutiles y espontáneas, efectos de eco y cambios de tonalidades de los ruidos del ambiente. En este nivel el efecto es leve y fácil de ignorar.
En el nivel medio de intensidad las distorsiones se vuelven evidentes, más duraderas y lo suficientemente fuertes como para que resulte difícil ignorarlas.
Se llega al tercer nivel de intensidad cuando la distorsión  del sonido es imposible de ignorar y adquiere una complejidad que rápidamente limita la interpretación del sonido original.
Debe notarse que, como en todos los efectos, la intensidad depende de la dosis y la concentración del sujeto sobre el estímulo.

Alucinaciones auditivas: Es recurrente para los sujetos sumidos en la experiencia psicodélica escuchar sonidos imaginarios espontáneos, especialmente durante momentos prolongados de silencio. Los ejemplos más comunes incluyen música, voces, tonos, burbujeos, o rasguños, pero se pueden presentar una infinita cantidad de variables de potenciales sonidos almacenados en la memoria.
En términos de comportamiento, estos sonidos suelen estar basados en ruidos que la persona espera que ocurran o que ha escuchado genuina y frecuentemente en el ambiente en que se encuentra. Por ejemplo, una persona puede escuchar repetidas veces que tocan la puerta si está esperando visitas o puede escuchar música que estuvo escuchando antes ese mismo día. En ocasiones, sin embargo, las alucinaciones auditivas pueden presentarse como completas novedades, sonidos alienígenos que muy difícilmente puedan estar sucediendo en el entorno.
Estas alucinaciones pueden ser internas, cuando el audio parece provenir de la misma cabeza del sujeto al no poder adjudicarles una dirección ni distancia particular, o externas, cuando parecen provenir de una ubicación específica.
Tanto las internas como las externas pueden dividirse en tres niveles de intensidad.
En el nivel más leve, las alucinaciones internas consisten en sonidos lejanos y sutiles que paran una vez que la persona repara en ellos. En el nivel medio las alucinaciones, aunque distinguibles, no son bien definidas. Si bien el sujeto puede escuchar música o voces en su cabeza no resultan tan definidos como sonidos similares que se pueden escuchar en la vida real. Llegado el tercer nivel las alucinaciones se vuelven mucho más claras y detalladas sin importar cuán complejas sean.
En el nivel más leve de las alucinaciones auditivas exteriores el sujeto no llega a distinguir con claridad los sonidos y éstos siempre se encuentran adheridos a otros sonidos externos aunque no parezcan provenir de ninguna dirección específica. El sujeto puede percibir sutilmente, por ejemplo, música embebida en el sonido del viento, de los autos, o de la lluvia. En el segundo nivel de intensidad los sonidos permanecen sólo parcialmente definidos y acompañando otros sonidos del entorno pero comienzan vagamente a notarse provenientes de una dirección o fuente determinada. Si se llega al tercer nivel de intensidad el sujeto puede percibir los sonidos claramente definidos como si realmente estuviesen sucediendo además de lograr identificar el origen del sonido.
Es necesario aclarar que los niveles de intensidad más altos no son alcanzados con dosis bajas o medias. También es propicio mencionar que en el caso del LSD, a diferencia de sustancias delirantes, el sujeto tiende a reconocer los sonidos como una alucinación y se previene de actuar en consecuencia ya que es consciente de encontrarse bajo los efectos de la sustancia y la naturaleza de los sonidos que se manifiestan dan lugar a la incredulidad aunque sigue suponiendo un riesgo estando en un estado tan alto de sugestión. Respecto a las voces es importante destacar que muy rara vez se tratan de palabras definidas sino que más bien se manifiestan como sonidos extraños pronunciados a los que el sujeto mismo provee su interpretación o permanecen como sonidos inentendibles.

Sinestesia: La sinestesia es una condición en que la estimulación de un sentido o vía cognitiva lleva a experiencias involuntarias y automáticas en un segundo sentido o vía cognitiva. Durante esta experiencia, por ejemplo, una persona puede comenzar a ver música, sentir sabor a los colores, oír los olores, o cualquier otra combinación de sentidos posible.
Sucede que cuando un estímulo es extremadamente poderoso el cerebro se sirve de más de un sentido para interpretarlo. Así, si un sonido pasa a ser un estímulo suficientemente grande, el oído solo no alcanza para interpretarlo y es necesario utilizar un segundo sentido como el olfato, reproduciendo el impulso electromagnético producido en el cerebro por el oído en una interpretación olfativa además de auditiva, traducido como la experiencia de oler un sonido.
En el nivel más intenso de sinestesia la experiencia se vuelve tan poderosa que cada uno de los sentidos se ve intervenido completamente y experimentado a través de todo el resto de sentidos. Esta es una mezcla completa de la percepción humana y suele ser interpretada como una experiencia extremadamente profunda. Vale la pena decir que un porcentaje significativo de la población experimenta la sinestesia en diversos momentos de su vida sin el uso de ningún tipo de sustancias, claramente en niveles de intensidad mucho menores. De hecho, en su manifestación más completa, la sinestesia se manifiesta en muy contadas ocasiones y suele ser un factor importante la sensibilidad natural de la persona. La sinestesia se produce bajo dosis realmente elevadas de compuestos como el LSD, la psilocibina, y la mescalina, y parece ser experimentada más frecuentemente bajo los efectos de psicodélicos estimulantes como 2C-x, DOx, y NBOMe

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