LSD en el cuerpo (2/2)

LSD en el cuerpo (2/2)


Efecto sobre los cromosomas

Como vimos en la entrada séptima sobre la historia del LSD, uno de los argumentos más fuertes esgrimidos por el oficialismo prohibicionista era el supuesto daño a los cromosomas que causaba el LSD. Para cuando se hicieron las investigaciones pertinentes al respecto ya era tarde para el debate jurídico pero sabemos a ciencia cierta que la molécula del ácido lisérgico no tiene efecto alguno sobre los cromosomas. Esto se ha comprobado muchísimas veces y se hizo totalmente evidente tras un estudio donde se realizaban mediciones antes y después de administrar cantidades cercanas a los 2000 microgramos. Un resumen de los primeros sesenta y ocho estudios reportados al respecto –en su mayoría llevados a cabo por el Instituto Nacional de Salud Mental (NIMH)- puede ser encontrado en la revista Sciencie del 30 de abril de 1971. El artículo concluye que “El LSD puro consumido en dosis moderadas no daña los cromosomas, no causa daño genético detectable, y no es teratógeno ni carcinógeno en humanos.”

LSD y salud mental

La sección que precede da idea de cómo reacciona el cuerpo durante las diez o doce horas que dura la experiencia de LSD. En algunos casos, hay efectos físicos a largo plazo que deben ser mencionados. Muchos doctores han reportado, usualmente con grata sorpresa, que sus pacientes lograron un alivio espontáneo de malestares orgánicos tras el uso de LSD. El Dr. T. T. Peck, Jr., por ejemplo, remarcó en la Conferencia del Josiah Macy, Jr. sobre LSD:

Al tratar pacientes con varias y diversas quejas psicológicas, encontramos que algunos volvían una o dos semanas más tarde diciendo “La migraña se ha ido, el dolor de cabeza desapareció”, a lo que preguntábamos “¿Qué dolor de cabeza” y nos respondían “Oh, el dolor de cabeza que tuve por 10 o 15 años”.”

Un número sustancial de casos ingresados en el registro médico han establecido que el LSD es un agente competente en la cura de dolencias físicas como artritis, parálisis parcial, migrañas, sordera histérica, y erupciones en la piel, entre otras.

El Dr. Peck reportó su estudio sobre 216 pacientes de mente perturbada a quienes les dieron LSD. Cuarenta y seis de esos pacientes sufrían de alguna enfermedad física, incluyendo varios tipos de artritis, asma que no respondía a hipnosis, migrañas, y sarpullidos permanentes. Treinta y uno de los cuarenta y seis tuvieron un “excelente” recupero de sus síntomas, mientras que otros cinco encontraron un marcado alivio. Otros doctores que trataron problemáticas similares con LSD encontraron que las tan obstinadas condiciones podían ser erradicadas con unas pocas sesiones. En su libro sobre el uso del LSD en tratamientos de neurosis, los doctores Ling y Buckman, presentaron una lista de cinco casos de curación exitosa de migrañas que no habían podido ser erradicadas con ningún otro tratamiento y quienes las padecían estaban completamente desesperanzados. También dan cuenta completa de un caso severo de psoriasis tratado con LSD, con fotografías impresionantes que muestran al paciente antes y después del tratamiento (nuevamente en este caso ningún otro método había sido exitoso y ya se lo daba por perdido). Para quien esté interesado en los estudios de estos dos doctores y maneje el inglés, puede encontrar aquí el libro donde se listan tratamientos con LSD y Ritalin para tratar ansiedad, migrañas, frigidez, perversión sexual, juego compulsivo, inmadurez, “bloqueo de escritor”, y psoriasis.
S. Kuromaru y sus colaboradores, en Japón, mostraron que esta sustancia multifuncional estaba siendo usada con muy buenos resultados en el tratamiento de “dolor del miembro fantasma”.

Fotografías tomadas antes y después del tratamiento de la severa psoriasis con Ritalin y LSD.

Reducción del dolor

Incluso los más cautivados “amantes del LSD” son conscientes de que el ácido no es ni será una panacea universal, una solución a todos los problemas del mundo. Este compuesto de la más elevada potencia no parece cuidarnos del envejecimiento (cabe remarcar que Albert Hofmann, creador y usuario regular de la sustancia llegó a vivir completamente lúcido 102 años, pero no por ello debemos vincularlo a la sustancia) o revertir el curso de enfermedades fatales. Sin embargo, sin ninguna duda presenta enormes beneficios para aquellos que se enfrentan a enfermedades terminales. Ésta área de investigación, llevada a cabo principalmente en el Hospital de Veteranos de Los Ángeles, la Clínica Menninger en Topeka, y el Hospital Spring Grove cercano a Baltimore, ha impresionado a muchos escépticos.
Debemos darle crédito a Aldous Huxley por inspirar estas investigaciones tras plantear las posibilidades en su última novela La Isla. El mismo Huxley decidió ingerir LSD en su lecho de muerte. El mundo médico tomo noción de la habilidad del LSD para cambiar la percepción sobre la muerte a mediados de la década del 60 cuando la Asociación Médica Americana publicó un reporte de cincuenta pacientes que esperaban la muerte y habían sido administrados con la sustancia en un hospital de Chicago. En este estudio preliminar conducido por el destacado psiquiatra Dr. Eric Kast, se concluyó que el LSD era un analgésico más efectivo que cualquiera de los derivados de la morfina frecuentemente utilizados:

En… 50 pacientes, muchos con cáncer avanzado y otros con gangrena, el LSD alivió el dolor por períodos considerablemente más largos que drogas tan poderosas como la meperidina y la dihidromorfina… En promedio, la libertad de dolor duraba dos horas con 100mg. de meperidina, tres horas con 2mg. de dihidromorfina, y 92 horas con 100mcg de LSD [negrita añadida].

Para la fascinación de los observadores, los pacientes terminales cambiaron sus actitudes de angustia, depresión y apatía por sensibilidad, perspicacia y un profundo sentimiento hacia las personas. Todos expresaron una conmovedora gratitud por la vida misma. El LSD parece haberle permitido a muchos enfrentar la muerte con ecuanimidad.
En lugar de negación o miedo, estos pacientes generalmente experimentaban la sensación de “ser uno con el universo” y pasaban a ver la muerte como un simple evento en la existencia eterna. El Dr. Kast escribió “Era una experiencia común que los pacientes remarcasen casualmente su enfermedad terminal y luego comentasen la belleza de una impresión sensorial determinada.” Este balance emocional tan deseable duró más que el efecto analgésico, en algunos casos durante más de dos semanas. Estudios posteriores confirmaron el impresionante efecto que una corta pero profunda experiencia con LSD podía tener para aquellos enfrentados con la muerte.

Como cierre y yendo a un campo alejado del rigor científico me gustaría comentar mi propio caso y otro caso de un amigo cercano. En mi haber cuento con un historia de asma y problemas bronquiales que, sumado a un número de alergias fuertes, me dificultaron siempre situaciones que no tendrían por qué provocar malestar en una persona. A la hora de consumir LSD uno de me enfrentaba a varios miedos. En primer lugar tener un ataque alérgico, no por la sustancia sino por patógenos en el ambiente, que me volvieran un suplicio la experiencia. En segundo lugar tener un problema respiratorio, ya sea por la alergia o por la intensidad de la situación que pudiese perturbarme y me provocase dificultes para respirar, yéndoseme de las manos y derivando en un problema grave. El tercero, ya adentrado en el viaje, era la muerte misma. Todos estos miedos s me han probado infundados desde la experiencia de primera mano. Curiosamente, aún estando en ambientes patógenos, no hubo una sola vez en que haya tenido alergia. En segundo lugar, incluso haciendo una gran cantidad de actividad física mi respiración era notablemente buena. Y respecto a la muerte, una experiencia de enorme intensidad me generó el tipo de comprensión narrada más arriba, la idea de no es otra cosa que un evento más en una existencia total e infinita, que me permitió verla desde otra perspectiva y derrumbó todos mis miedos al respecto. Probablemente me adentre en  este aspecto en futuras entradas cuando pase a contar mis propias experiencias con la sustancia.
El caso de mi amigo es remarcable desde el lado analgésico de la droga. Él presenta una enfermedad degenerativa de los discos de la zona lumbar que le provoca un inmenso dolor de espalda, a veces tan agudo que le es imposible dedicarse con normalidad a tareas cotidianas. Tras experimentar con ácido lisérgico en dosis muy bajas, pues le abruma en exceso una dosis mayor a 100 mcg, experimenta un marcado alivio o la desaparición completa del dolor.

Sin lugar a dudas se trata de una sustancia muy versátil y es necesaria una ardua investigación para poder obtener todo el provecho posible. Sus efectos sobre el cuerpo son variados y todos apuntan soluciones de los más diversos problemas. Así y todo, el efecto físico del LSD se ve enormemente opacado por su enorme gama de potentes efectos mentales, que trataremos en entradas futuras.

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